En este día en el que debería iniciar su peregrinación a la Aldea almonteña, la Junta de Gobierno de esta Hermandad quiere transmitir, en nombre propio y en el de todos sus Hermanos y Hermanas, un testimonio de afecto y fraternidad al Hermano Mayor y Presidenta de esa querida Hermandad y a todos sus Hermanos y devotos .
Siempre hemos recibido el cariño y el respeto de la Hermandad del Rocío en todas las ocasiones, en especial cuando recibió a Nuestra Bendita Madre de los Dolores tras su restauración en 2002.
Queremos corresponder a estas muestras de solidaridad y fraternidad saludando y animando en este día tan importante a la Junta de Gobierno y a todos los Hermanos y Hermanas de esa querida Hermandad, confiando en que esta situación excepcional termine cuanto antes y que pronto podamos celebrar con normalidad nuestros cultos de Regla. Que la Santísima Virgen del Rocío nos conceda superar este amargo trance con fé y con esperanza en un futuro mejor.
La Diputación de Caridad de la Hermandad de la Soledad de Olivares agradece a sus hermanos y devotos, así como a Fundación La Caixa por la colaboración en esta Campaña de recogida de productos infantiles de necesidad que hemos entregado a Cáritas.
A partir del lunes día 11de mayo todos los Hermanos y devotos que lo deseen podrán visitar a Nuestros Sagrados Titulares tras la misa vespertina, a partir de las 20.30, siguiendo un estricto protocolo de seguridad publicado por la Parroquia y que resumimos a continuación:
Los fieles deben ir provistos de mascarillas y guantes.
Deberán respetar el aforo permitido, que en nuestro caso son 15 sillas colocadas en el trascoro.
Deben dirigirse directamente a su sitio y permanecer allí sentado sin deambular por el templo ni tocar nada (altares, rejas, paredes…)
En todo momento se guardará la distancia de seguridad marcada por las autoridades sanitarias.
Pidamos a Nuestro Padre Jesús Nazareno, al Santísimo Cristo Yacente y a Nuestra Señora de los Dolores que esta situación de alarma sanitaria termine cuanto antes y pronto podamos celebrar nuestros cultos en la forma acostumbrada.