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Parece ser que fue la Esperanza Macarena la primera Imagen Dolorosa que recibió este particular acto de culto en los años veinte del pasado siglo, como demuestra una conocida fotografía de la Imagen en la parroquia de San Gil; sin embargo, algunas Imágenes de Gloria, como la Virgen de la Caridad de Sanlúcar de Barrameda, ya eran expuestas en Besamanos con anterioridad, según reflejan antiguas convocatorias de culto.

El deseo de acercarse a una imagen devocional por parte de los fieles es muy antiguo, y normalmente se recurría a cintas, que partiendo de la mano de la Imagen terminaban en una medalla que los fieles podían besar, como si fuera una prolongación de la Imagen misma. Este recurso preservaba las tallas, sobre todo las de pequeño tamaño, y a la vez las acercaba a la veneración de sus devotos.

En el caso de las Imágenes Dolorosas, ataviadas con corona y manto real, el acto del «besamano» viene a destacar la realeza de María, que recibe este homenaje de sus fieles como los reyes lo reciben de sus súbditos. Las especiales características de estas imágenes, la mayoría de tamaño natural y con los brazos articulados, han hecho que este culto se haya extendido a casi todas las Dolorosas, convirtiéndose en muchos casos en el acto más multitudinario después de la salida penitencial.

No tenemos noticia de que se celebrara el Besamano a la Stma. Virgen de los Dolores antes de la reorganización de los años cuarenta del pasado siglo. Probablemente, el hecho de tener las manos entrelazadas dificultaba este tipo de culto. Fue a partir de aquella fecha cuando el Besamano a la Santísima Virgen en la Festividad de los Dolores Gloriosos, el 15 de septiembre, cobró un auge especial, particularmente en las celebraciones que acompañaban a la Función Solemne: las verbenas, pasacalles, cohetería, actuaciones de afamadas bandas de música y otros actos festivos la fueron convirtiendo en una fiesta genuinamente popular.

Naturalmente, esta celebración ha estado marcada por la propia evolución de la Hermandad, y ha tenido momentos de esplendor y de decadencia, como la corporación misma. Sin embargo, fue siempre un acto masivo y popular, a pesar de que a veces no se pusiera montar con el esplendor con el que hoy lo conocemos. Desde sus inicios se ha venido celebrando de manera ininterrumpida, aun en tiempos en que la Parroquia permaneció cerrada para su restauración: muchos recordarán a la Stma. Virgen expuesta en Besamano en el trascoro, y la Función Solemne en la Plaza de Jesús Nazareno.

La presente galería quiere ser una muestra gráfica de la evolución en el montaje del Besamano, desde la sencillez de los primeros años a la majestuosidad de los últimos tiempos.