0344Si por algo se caracteriza Olivares frente a los pueblos más inmediatos de su entorno es precisamente por haber escapado a la ferocidad del ladrillo, así al menos lo refleja El Correo de Andalucía en su reciente reportaje dedicado a las «Tres intensas jornadas en una Semana Santa tardía» en Olivares. Un repaso a la Semana Grande de la localidad que no podría entenderse sin las Hermandades de la Santa Vera+Cruz y La Soledad, ni sin los tres días en que procesionan sus veneradas imágenes, pero tampoco sin la concienzuda conservación del patrimonio local.

Escenario idóneo para la Semana Santa olivareña, sin lugar a dudas, es el «interesante patrimonio artístico centrado en la Plaza de España –una de las pocas porticadas de la provincia de Sevilla- donde se asientan el palacio renacentista ducal y la antigua colegiata y actual parroquia de Santa María de las Nieves», retrata el periódico, que, a su vez, se esmera en destacar que «no es posible ver bajo los rayos del sol a ninguno de los cinco pasos que salen en las dos largas noches» del Jueves y Viernes Santo.

Céntradose en las particularidades de la Hermandad de la Santa Vera+Cruz, el rotativo rescata sus tradicionales estaciones a las Cinco Llagas –que ya no se realizan como antaño- pero que han sobrevivido al paso del tiempo con las cinco antiguas cruces de hierro forjado adosadas a cinco fachadas de diferentes puntos de la localidad, que aún hoy siguen siendo testigos de esta tradición.

Como no podía ser de otra forma, la Hermandad de la Soledad no podría entenderse, entre otras tradiciones, sin su decimonónica «vuelta al caracol», cuando los nazraenos –al regresar por la porticada Plaza de España- se sueltan las colas rizadas y bajan los cirios en señal de duelo por la muerte de Cristo.

Un repaso a las señas de identidad de Olivares y a sus vivas tradiciones para las que ya cientos, quizás miles, de olivareños y olivareñas se preparan a vivir con honda devoción.

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