La Cofradía del Santo Entierro iba acompañada por un grupo de «Sibilas y Marías» y por otro grupo de soldados romanos ataviados con plumas negras en sus cascos y descritos como «los Armados» que probablemente llevasen cabalgaduras tal y como se deduce de la compra de terciopelo negro «para las mantillas de los caballos».