La presencia de canónigos y el protagonismo de los eclesiásticos en la primera etapa histórica de la Hermandad, ocasionaba algunos problemas con los laicos, que consideraban «que todo debía andar desarreglado» por estar gobernada por clérigos.
La presencia de canónigos y el protagonismo de los eclesiásticos en la primera etapa histórica de la Hermandad, ocasionaba algunos problemas con los laicos, que consideraban «que todo debía andar desarreglado» por estar gobernada por clérigos.