La Cofradía del Santo Entierro

La Cofradía del Santo Entierro iba acompañada por un grupo de «Sibilas y Marías» y por otro grupo de soldados romanos ataviados con plumas negras en sus cascos y descritos como «los Armados» que probablemente llevasen cabalgaduras tal y como se deduce de la compra de terciopelo negro «para las mantillas de los caballos».

Las pujas

En la procesión de Jesus Nazareno que se celebraba el Miércoles Santo, el mismo día por la mañana se celebraban pujas entre los hermanos a fin de escoger quienes portasen los pasos e insignias entre los que más limosna diesen.

Dos procesiones en el siglo XIX

A finales del siglo XVIII y en el XIX se celebraban dos procesiones, una el Miércoles Santo conocida como la de Nuestro Padre Jesús Nazareno y otra el Viernes Santo llamada la del Santo Entierro. En ambos cortejos procesionales figuraba la Imagen de Nuestra Sra. de los Dolores.

El Altar de Jesús Nazareno

Según consta en las Actas Capitulares del año 1761, Dª Rosa Román elevó una petición al Cabildo para»… erigir una Capilla a la Imagen de Jesús Nazareno según y como está la de San Antonio, frente a la de Nuestra Señora de la Soledad en el trascoro…» para hacerla y labrarla a su costa.

Las casas de la Virgen

El Abad Duro de Velasco hizo donación en su Testamento de unas casas que poseía en la calle de las Tiendas de Olivares (hoy San José), para que con su producto se costease el aceite de las lámparas y la cera necesaria para el culto de la Capilla de Nª Sra. de la Soledad.

Las primeras rogativas

En 1734, año en el que se venía padeciendo una gran sequía, el Abad Duro de Velasco envió un recado al Cabildo manifestando su deseo de que se hiciese procesión de rogativas con la Imagen de Nuestra Señora de la Soledad, petición ésta que recibió el parecer favorable del Cabildo.