Hermandad de la Soledad de Olivares

Antiguo paso de Cristo

 

Varios son los pasos conocidos del Señor desde el siglo XVIII hasta nuestros días; en primer lugar, el doctor Amores ha documentado recientemente cómo tras haber sido adquirida la imagen por la Hermandad, el día seis de enero de 1756 tres hermanos de su Junta de Oficiales se obligaban notarialmente con el maestro escultor y arquitecto de retablos sevillano Manuel García de Santiago en que éste habría de hacer unas andas procesionales de madera dorada, con una medidas de 2,9 x 1,68 m, y en precio de dos mil reales, cantidad en la que entraba asimismo la ejecución de una imagen de Simón de Cirene para componer la escena evangélica en la que el rudo labrador fue obligado a ayudar a Jesús a cargar con la cruz.

Esta figura secundaria se conserva hoy en las dependencias de la casa de hermandad, aunque restaurada y repintada, siendo una recreación del modelo tallado por Andrés Cansino para la Hermandad de Jesús Nazareno del Viso del Alcor en 1669, y cuyo mayor valor radica en ser el último ejemplo conocido de este tema iconográfico en la escuela barroca sevillana. Se tienen noticias igualmente de que en las primeras décadas del siglo XX figuraban además en el paso un sayón con látigo y un romano con lanza, obras probablemente decimonónicas que no se conservan. Por su parte, el paso que tallara García de Santiago no ha llegado a nuestros días, pues fue sustituido en 1947, cuando se reorganizó la Hermandad, por otro más sencillo, aunque se conserva alguna antigua fotografía del mismo en la que parecen observarse unas cartelas que podrían provenir de las andas del siglo XVIII.

En la Semana Santa de 1958 se estrena, -inacabado-, el “paso” de Jesús Nazareno, obra del tallista Manuel Cerquera quien continúa su ejecución en los años siguientes hasta su total terminación, siendo dorado por el mismo autor. Se trata de un magnífico conjunto de estilo “churriguera”, con canasto y respiraderos tallados en madera dorada. Tanto en el canasto como en los respiraderos predomina la rocalla como elemento decorativo principal, con algunas flores y hojas estofadas en diversos colores. El canasto presenta una forma sinuosa con salientes rematados por ocho cartelas talladas en medio relieve y estofadas. Esta forma del canasto enmarca perfectamente a las imágenes del Señor y del cirineo. a través de los años el conjunto ha sufriendo modificaciones o adaptaciones. Así, en 1982 se estrenan cuatro grandes faroles repujados y dorados, obra de José Jiménez Jiménez, que sustituyeron durante veinte años a los candelabros de guardabrisas que el paso tenía en principio. En 1999 la Hermandad decide acometer la restauración íntegra de la obra y la recuperación de aquellos elementos que, a su entender, habían devaluado la belleza del conjunto al ser sustituidos. Este es el caso de los espléndidos candelabros, remates acertadísimos de la barroca canastilla y elementos imprescindibles para la mejor iluminación de las imágenes, a las que prestan su exacta proporción estética. Otro de los indiscutibles aciertos consistió en eliminar los ángeles luciferarios de las esquinas de la parihuela, que restaban visibilidad a la canastilla, además de consistir en imágenes de dudoso valor artístico, dado que Cerquera era un magnífico tallista, pero no así un imaginero notable.

Tras estos cuatro ángeles se escondían sendas cartelas vacías. En un principio se decoraron con escenas pintadas sobre el dorado, pero la suntuosidad del conjunto exigía que fueran talladas en medio relieve y estofadas, por lo que la Hermandad encomendó a Manuel Calvo Camacho la hechura de las que restaban para completar las tres que él mismo hizo anteriormente para la delantera de la canastilla de este “paso”; a las que se agregaron también una nueva serie para los respiraderos.

La importancia de la obra aconsejó ordenarlas dentro de un programa iconográfico coherente, que tuviera un claro contenido catequético como elemento básico del conjunto.

En el primer cuerpo del “paso”, constituido por los respiraderos de la parihuela, se representan pasajes del Antiguo Testamento, base sobre la que se asienta la Buena Nueva revelada en los Evangelios. Partiendo de la cartela derecha del frontal del paso y en sentido inverso a las manecillas del reloj, estas se disponen por el siguiente orden:

En el segundo cuerpo del “paso”, formado por la canastilla y en el mismo orden de las cartelas anteriores, figuran los siguientes pasajes de la Pasión:

El paralelismo existente entre las escenas bíblicas y los pasajes de la pasión, queda reflejado en la superposición de las cartelas: la traición de Judas y la desobediencia de Eva; los actos de obediencia de Abraham al sacrificar a su hijo y de Jesús aceptando la flagelación; Salomón , rey de Israel, y Jesús, coronado de espinas, como “rey de los judíos”; Noé salva las especies en su arca y Jesús salva a los hombres camino del Calvario; la fuerza de Sansón y la de Simón Cirineo sirven de ayuda para salvar al pueblo de Israel y al género humano; Moisés muestra las tablas de la ley en el monte Sinaí y Jesús se muestra crucificado en el monte Calvario; el justo Abel es asesinado por su hermano; el justo Jesús, muere entre ladrones; David muestra la cabeza de Goliat como un despojo; así es trasladado Jesús al sepulcro hasta el día de su Resurrección.

En el año 1985 fue estrenada una nueva imagen de Simón de Cirene realizada por el escultor e imaginero sevillano Luis Álvarez Duarte, hecha para vestir, de mayores proporciones que la anterior. Esta imagen del cirineo lleva casaca con bordados procedentes de una saya de la Virgen de principios del siglo XIX, que podemos fechar en este momento porque en su dibujo se recogen las tendencias decorativas y los símbolos iconográficos dieciochescos pero adecuados a una nueva estética neoclásica: por la mayor separación entre los espacios bordados y por la estilización de los elementos. Por la similitud del diseño y ejecución de esta saya con la clámide del Cristo de la Coronación de Espinas de la hermandad del Valle de Sevilla, obra de Antonia Bazo de 1805, podemos afirmar que esta prenda es de la misma bordadora; en la clámide aparecen “ces” tendidas en setillos; tallos vegetales formados por hilo tendido, terminados en granadas con adornos de bodoques y constituidas por hilos formando mallas bordadas sobre el terciopelo; y elementos florales bordados en hilo metálico dorado en técnica de setillo combinados y enriquecidos por talcos, chapas ovaladas y espejuelos, que son muy similares a los que presentaba esta saya, si exceptuamos los talcos, que se han perdido.

Finalmente, en lo que se refiere al ajuar de culto interno y externo del Señor, merece la pena destacar en primer lugar los excelentes bordados en oro de la segunda mitad del siglo XVIII que se hallan en la túnica de terciopelo morado con la que se viste a la imagen para su salida procesional del Viernes Santo, que fueron pasados a nuevo tejido por el sevillano Guillermo Canasquilla en 1949, distribuyéndose en una ancha franja de la parte inferior de la túnica y las bocamangas, y realizados con un diseño asimétrico que combina la rocalla con otros elementos como los cuernos de la abundancia de los que surgen flores de finos tallos. Durante el año el Señor permanece en su altar ataviado con túnica morada lisa, y ostentando en su cabeza tres potencias de plata sobredorada ejecutadas hacia 1765-1770, que poseen una parte inferior o galleta muy ancha concebida como venera que enmarca motivos de rocalla en el centro, y de la que parten haces de rayos plisados; Para los cultos cuaresmales el Nazareno es vestido con túnica bordada de estilo oriental, procedente de talleres parisinos de principios del XIX. El Señor tiene también otro juego de potencias de plata sobredorada que fue realizado por el orfebre sevillano José Jiménez en 1978, diseñadas con unas bases muy reducidas en las que figuran amatistas, y tres haces de rayos plisados muy estilizados que alternan con decoración calada y pedrería. Finalmente, como complemento a la presencia iconográfica de Jesús Nazareno reseñaremos que en la casa de hermandad se conserva una pequeña pintura de carácter votivo realizada sobre cristal y fechada en la segunda mitad del siglo XIX, y que en el lado derecho de la fachada principal del templo parroquial se halla un retablo cerámico con la imagen del Señor que fue realizado por Paco Franco Pérez, ceramista trianero con taller en Mairena del Aljarafe. Está cubierto por un tejaroz con tejas blancas y azules y fue bendecido por el entonces Arzobispo de Sevilla, Fray Carlos Amigo Vallejo el 14 de septiembre de 1987, para conmemorar el CCLXXV aniversario de la fundación de la Hermandad.